jueves, 7 de agosto de 2014

Qué Gran Invento son los Exámenes

Cuando decidí empezar a estudiar el Grado en Económicas, escogí hacerlo por la UNED, porque me permitía más libertad a la hora de elegir mi ritmo y porque tenía fama de tener unos recursos didácticos muy buenos. Seguramente por la falta de contacto con profesores y compañeros, o porque las circunstancias personales son muy diferentes la experiencia nada tiene que ver con los años pasados en la Universidad Politécnica de Valencia. Tampoco quiero decir que sea ni mejor ni peor, pero sí muy diferente.

Sin embargo cuando me senté frente al primer examen, emoción, nerviosismo, esa familiar sensación en el estómago que ya creía olvidada volvió a aparecer. Pero que diferentes aquellos exámenes en nuestra vieja Escuela de Caminos, cuando después de leer varias veces el enunciado de algún problema, empezabas a pensar con un tremendo desasosiego que te habías equivocado de examen, o lo que es peor, que llevabas estudiando durante meses otra asignatura distinta. Vaya, que no sabías ni por donde empezar.

Y qué nervios cuando le dabas vueltas y vueltas al papel de examen, buscando el dato que creías necesitar. Estoy seguro que hubo alguno que hasta llegó a rascar con una moneda por si encontraba algo debajo del papel, a modo de "rasca y gana".

Pero volviendo al tema de la UNED, la verdad es que lo que más me ha sorprendido hasta el momento es la objetividad de los exámenes. Si dominas la materia lo normal es que saques una buena nota. Si tienes un conocimiento aceptable sueles aprobar, y si no sabes lo suficiente suspendes. ¿Sencillo verdad?, pues no es igual en todos los sitios.

Y sin embargo, a pesar de todo, será que me hago mayor, y recuerdo con nostalgia tiempos pasados, los nervios de antes, la  impotencia algunas veces, y la sensación de alivio y vacío al terminar. Sensaciones que te hacen sentir vivo. Pues sí, echo de menos esos exámenes que ponían a prueba los nervios y la paciencia, dónde aprendías a soportar la presión y a sacar lo mejor de tí.

Que sí, que el tiempo pasa muy rápido, y por eso y por otras cosas sigo estudiando, aferrado a sensaciones del pasado para no tener que mirar al futuro.

Para los nostálgicos, prometo publicar en próximas entradas, algunos exámenes originales de los viejos tiempos. 

Os dejo con unas palabras que me vienen a la memoria de una de mis canciones favoritas:



Qué desolación da ver la nevera vacía, con lo bien que yo comía en casa de mi mamá.
A la vuelta de una farra, bien mamao como es debido, 
que bien sienta una cenita pa luego dormir tranquilo.
No se sueña nada ilustre cuando el buche está vacío.



@El Ingeniero del Futuro.


Saludos.


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