domingo, 6 de julio de 2014

Cambalache

Ayer por la noche después de cenar estuve viendo durante un rato el programa "viajar con niños", que protagoniza una pareja americana que viaja por todo el mundo con sus dos hijos de 5 y 7 años. Muy recomendable por cierto. 

El último capítulo era sobre su viaje por Irlanda: bonito país, buena gente y cuatro premios Nobel de literatura. Pero esto último, como se suele decir, no le importa a nadie, si además de escribir jugasen al fútbol sería otra cosa.

Pero no nos engañemos, vivimos malos tiempos para el mundo de la cultura y la ciencia. Como decía la letra del tango "Cambalache":

Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador... 
¡Todo es igual! ¡Nada es mejor! 
Lo mismo un burro que un gran profesor.


Y encima ahora los puentes en Brasil tienen la mala costumbre de caerse, y mira que es difícil. Decía un buen amigo que para que falle una cimentación, tiene que estar mal proyectada, mal ejecutada y además tener muy mala suerte. Pero a mí me gusta más aquello de que las estructuras no se caen porque son más honradas que los arquitectos.

Lo peor de todo, es que los ingenieros, los arquitectos y los científicos sólo somos noticia cuando algo falla, cuando alguien es procesado por algún delito, o cuando aparece su nombre en un caso de corrupción. No aspiro a que los niños de pequeños quieran ser ingenieros en lugar de futbolistas o bomberos, pero es muy triste que los grandes nombres sean unos completos desconocidos para el gran público y queden sólo en placas de viaductos y contraportadas de libros. 

Es el trabajo constante y sacrificado de muchas personas lo que hace que este mundo sea cada vez más habitable. Grandes científicos de la actualidad que luchan todos los días contra terribles enfermedades en la soledad de su laboratorio son más desconocidos que la novia de un futbolista de segunda fila. 

No vamos bien así.



@El Ingeniero del Futuro.


Saludos.





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