jueves, 8 de agosto de 2013

Accidente de Santiago.

Recuerdo con exactitud el momento en el que me enteré, sentado frente al ordenador, escuchando la radio sin mucha atención, como tantas otras noches, con la voz de los tertulianos opinando sin saber, como tantas veces. Sin embargo, esa noche era diferente, después de los primeros momentos de confusión, el recuento de fallecidos parecía no tener fin.

Desde siempre, y probablemente de forma irracional, siempre me han impresionado mucho más los accidentes de ferrocarril que los de otros medios de transporte. Quizás, porque como para la mayoría de niños, los trenes formaban parte de nuestro universo infantil de juegos e ilusiones, o quizás simplemente porque hay días en los que uno tiene los sentimientos a flor de piel.

En los días sucesivos, leí y releí todas las noticias relacionadas, todas las opiniones técnicas, las innumerables tertulias que trataban del accidente, hasta tuve el atrevimiento de escuchar al Presidente del Colegio de Caminos, Canales y Puertos, dando su opinión al respecto, que por cierto me pareció bastante razonable.

Para mí, lo único que vale en un caso como éste, es que aquellos "que saben" analicen que ha pasado, propongan las medidas necesarias para que no se pueda dar un caso como éste es el futuro, se implanten estas medidas de forma sistemática, se difundan lo suficiente entre los técnicos, y finalmente si es el caso, que se depuren las responsabilidades. 

Lamentablemente, me temo, que en este, como en otros anteriores, lo que ocurrirá es lo siguiente: primero se depuran las responsabilidades de forma precipitada, luego se nombra una comisión de expertos, que emite un informe bastante ambiguo, para no molestar a nadie, luego se dice por parte de los responsables políticos que esto no volverá a ocurrir, y el resto no sabemos que pasa.

Nada me gustaría más que equivocarme en este caso, y que se hagan las cosas de forma diferente a otros accidentes.

Y en medio de este proceso, aparece un comunicado del Colegio de Caminos, no tengo muy claro con que objetivo, ni en representación de quién, como si los Ingenieros de Caminos como colectivo tuviésemos alguna responsabilidad en el accidente, y que crea una gran confusión entre todos los compañeros.

Con todo esto, no puedo dejar de pensar que el colectivo de Ingenieros de Caminos como tal, ha dejado de existir, las pocas cosas que nos unían ya casi no existen, mientras los unos tratan de salvar sus negocios, los otros hacen lo propio con sus privilegios, la mayoría huyen en busca de oportunidades laborales en otros países dejando atrás una gran parte de sus vidas, y otros tratamos de sobrevivir en un país que nos cierra cada vez más puertas. 

Y mientras tanto nadie vela por nuestro futuro, ni homologaciones de títulos, ni "soy máster europeo", ni nuevas oportunidades laborales, ni reciclaje profesional, ni nada que se le parezca. Somos los dinosaurios de nuestra era, arrasados por el meteorito de la "burbuja inmobiliaria", y sólo queda por certificar la fecha de desaparición de nuestra especie.


@El Ingeniero del Futuro.


Saludos.





3 comentarios:

  1. "Y mientras tanto nadie vela por nuestro futuro, ni homologaciones de títulos, ni "soy máster europeo", ni nuevas oportunidades laborales, ni reciclaje profesional, ni nada que se le parezca."

    No hay que esperar nada de ellos, Javier. En cuanto que te oyes decir a la propia secretaria de nuestra delegación hablar en términos de "emigración" y "empresa extranjera, por supuesto", todo está dicho.

    Por eso comenté que a estas alturas me extrañaba que esperabáis algo de estos. Los mismos que van a salvar su papeleta, la de ellos y de los suyos, no la de un supuesto colectivo que en teoría tendrían que defender. Y su papeleta se traduce en términos de profesionales que les pueda dar visados y por tanto dar de comer. El resto les sobra.

    Y poco más. Ya es hablar demasiado, y no vale la pena gastar fuerzas en algo que no te va a resultar.

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  2. El Ingeniero del Futuro8 de agosto de 2013, 3:02

    Tienes razón en que hemos sido un poco ingenuos, y quizás lo que se impone ahora es darse de baja del colegio.

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  3. Lógicamente el siguiente paso será darse de baja del Colegio.
    Aunque supongo que se hará por su propio peso, en su momento y cuando toque irse.

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