El otro día fue el cumpleaños de mi hijo mayor, cinco años,.. como pasa el tiempo. Su regalo fue una grúa sobre orugas, con pluma de celosía, de LEGO.
Ya ha pasado una semana, y todavía no tengo claro si le gustó más a él o a mí, pero desde que la montamos entre los dos, hay varias preguntas que no paran de rondar por mi cabeza:
¿Dónde perdí la ilusión por este trabajo?
¿Por qué soy ingeniero?
Cuando era pequeño y veía una obra, me quedaba embobado mirando las máquinas, y me parecía el trabajo más maravilloso del mundo, cuando tenía cualquier cosa en la mano, no paraba hasta que la desmontaba para saber como funcionaba, eso me parece lo más parecido a una vocación.
Lo peor de esta situación que estamos viviendo, es que está destrozando las vocaciones y las ilusiones de muchos.
Estamos viviendo momentos difíciles en el terreno profesional, el mercado está cambiando de forma acelerada, y tenemos dos opciones: seguir mirando al pasado, con añoranza por un tiempo que ya no volverá, o bien mirar hacia el futuro y participar en las transformaciones que está empezando a sufrir nuestra profesión.
En este modesto blog trato de reflexionar sobre el presente de nuestra profesión y anticiparme al futuro.
Más adelante habrá tiempo para hablar de la formación, de los colegios profesionales, de las competencias y de todo lo que me venga a la cabeza, o que alguien me quiera sugerir.
Saludos.
@El Ingeniero del Futuro
Saludos.
@El Ingeniero del Futuro
Saludos.
Javi, te felicito por tu nuevo blog. Este momento que estamos viviendo es un momento de grandes oportunidades pero hay que pensar "fuera de la caja". El paradigma tradicional se ha roto y debemos reinventarnos a nosotros mismos asumiendo que la relación profesional que tendremos ya no será de empleadores y empleados sino de autónomos que prestamos servicios y nos remuneran en cada momento del valor concreto que estamos aportando en cada situación. Es un momento para hacer cosas diferentes y a ser posible en sitios diferentes.
ResponderEliminar